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Lic. CC Económicas y EE. por la USC, Post Grado Banca Comercial "Cum Laude" UB y Especialista en Dirección Financiera por la UOC.

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sábado, 2 de septiembre de 2023

José Joaquín Azurza Aristegieta, EA2JA (Provisional) Apodado JJ y Telefunken (1927-2006)


José Joaquín Azurza Arisegieta, EA2JA (Provisional) Apodado JJ y Telefunken (1927-2006)




Fue una personalidad política y publicista guipuzcoano nacido en Donostia-San Sebastián el 2 de septiembre de 1927. Azurza estudió Ingeniería de Telecomunicaciones. 

Siguiendo el texto extraído de "JON DE IGELDO CORRESPONSAL CLANDESTINO":

"AÑOS DE PENURIA Y OPRESIÓN Se acercaba el Aberri Eguna 1947. Eran los momentos más aciagos de la lucha clandestina. La frontera del Bidasoa se hallaba cerrada por el boicot a Franco por parte de las Naciones Unidas. Los batallones de trabajadores funcionaban todavía y se estaba iniciando la construcción de Cuelgamuros, “El Valle de Los Caídos”. Los dirigentes del PNV se hallaban entonces sin poder salir a la luz. Los que acababan de ser liberados tras condenas a muerte y encarcelamientos de hasta siete años de duración, se hallaban a la cabeza de la Resistencia en Donostia. Ellos encaminaban los primeros pasos de la juventud en la política vasca, en la clandestinidad, organizando los grupos de resistencia y dirigiendo las acciones. Cientos de jóvenes vascos, en aquellos años de penuria económica y sumisión brutal buscaban la libertad pasando la frontera clandestinamente. 8 Algunos eran abatidos por las balas de la Guardia Civil de fronteras, que a la sazón montaba guardia en garitas situadas a 200 metros una de la otra, a lo largo de las orillas del Bidasoa. El pan, la carne, el aceite, el jabón, el azúcar y casi todos los productos básicos de alimentación estaban racionados como en tiempo de guerra. No había apenas automóviles, modelos de hasta 20 años atrás, eran utilizados como taxis ... Establecemos este cuadro de fondo para señalar como era la vida de Euzkadi cuando los hechos que se van a relatar tuvieron lugar. Faltaban todavía tres años para que la TV llegara a Euzkadi. La TV española comenzó sus transmisiones desde el Sollube en 1960. La única emisora de radiodifusión que había en Guipúzcoa en 1947 era EAJ-8, RadioSan Sebastián, en el Monte Igueldo, con sus estudios en la Avenida de España 27-1º. Era, a la vez, la emisora mejor situada, con mejor antena y más potencia en Euzkadi, lo cual la hacía perfectamente audible en toda Euzkadi, desde Bilbao a Zuberoa y desde Bayona hasta la Rioja. Se puede decir que todas las familias de Euzkadi que poseían un aparato de radio, exceptuando la zona de Bilbao y las capitales de Navarra y Alava, donde funcionaban otras pequeñas emisoras sin alcance fuera de dichas ciudades, escuchaba Radio San Sebastián. Era como hoy la televisión. Se almorzaba escuchando la radio como música de fondo. EL GRUPO DEL ANTIGUO Una célula de la Resistencia que operaba en El Antiguo, semillero de nacionalistas, dirigida por un gudari mecánico de ascensores, y compuesta por jóvenes de 18 a 25 años, torneros, oficinistas, estudiantes y algún técnico en teléfonos, concibió la idea de utilizar la emisora de Igueldo, el día de Aberri Eguna, para efectuar una transmisión clandestina. Entre ellos se encontraba José Joaquín Azurza. Utilizando un amplificador telefónico de estado sólido, antes de la invención del transistor, idearon ponerse en paralelo en la línea telefónica que iba desde el estudio de la Avenida hasta el Monte Igueldo. Se seleccionó un lugar cercano al actual edificio Errege Enea, donde la línea iba aérea sobre postes de madera. Pero había unas cuatro líneas telefónicas y era imprescindible identificar la que llevaba el programa, para lo cual, con un plenilunio fantástico a las 10,30 de la noche del Jueves Santo, día 3 de Abril, subió al poste con escaladores un joven tornero de 19 años. No era tarea fácil, a pesar de haberse entrenado en utilizar los escaladores el mismo día por la tarde. Una vez identificada la línea en uso por la emisora, se acabó la transmisión, por lo que no se pudo efectuar una prueba. Quedaron en el poste dos hilos esmaltados muy finos, unidos a la línea por unas pinzas de cocodrilo. Se vigiló la línea el Viernes, que tampoco hubo emisiones. El Sábado al mediodía, dando dos cortos silbidos, mientras el jefe de la célula de Resistencia, (el ex9 gudari) escuchaba en su casa, se probó el sistema. Funcionó a la perfección: “Creía que nos iban a descubrir, pues se ha oído muy fuerte”, fue el mensaje del jefe. Ahora los resistentes estaban seguros que tenían la posibilidad en sus manos de salir por la antena de Radio San Sebastián. Pero existían dudas aún. En la emisora podían decidir cambiar la línea por una de las de reserva, o el operador de consola en Igueldo podía cortar rápidamente las transmisiones al oír las primeras sílabas del mensaje. LOS CORTES EN RADIO SAN SEBASTIÁN Llegó por fin el 6 de Abril de 1947, Aberri Eguna. Como todos los años, en la Parroquia del Antiguo se celebró a las 9 una misa (con organización clandestina) por todos los muertos por Euzkadi, que Emakume Abertzale Batza solía organizar. Fue muy concurrida. A la salida, los que desde la víspera tenían montado el golpe de la Radio, se enteraron de que se iban a lanzar globos de aire caliente con ikurriñas, y que el sentido del viento exigía su lanzamiento desde el Monte Igueldo. La hora seleccionada para el lanzamiento de los globos era las 12 del mediodía, y para la acción en la Radio las 2 de la tarde, hora en la que se hallaba todo el mundo en la mesa o en la sobremesa. Se temía la intervención de la policía para esclarecer el lanzamiento de los globos. Eso pondría en peligro la operación de la Radio. El viento cambió, y aunque se lanzaron unos diez globos desde detrás del torreón de Satrústegui en el Monte Igueldo, estos se volvieron para atrás y ardieron al chocar contra el suelo. No hubo investigación. La vía quedaba abierta para la emisión clandestina. A las 2 en punto, tres jóvenes acudieron al pie del poste donde estaban las pinzas conectadas y los alambres finos que llegaban hasta la base. Conectaron su aparato y escucharon el programa en curso. Cuando desde el estudio pusieron una música tenue, un solo de violín, pasaron el contacto de su amplificador, y la voz de un estudiante de 19 años leyó el mensaje que electrizó a miles de radioescuchas: “¡Vascos abertzales!. ¡Hoy es el Día de la Patria!. ¡Gora Euzkadi Askatuta!.” Y a continuación en euskera lo mismo: “Euskotarak entzun, gaur Aberri Eguna degu!. ¡ Gora Euzkadi Askatuta!” y seguidamente leyó una frase que no salió en antena porque fue cortada por el operador de la radio, señor Bengoetxea del Antiguo, quien, por lo que luego se supo, estaba en el balcón de la emisora aquel radiante y primaveral día mirando a la Bahía de la Concha, y al oír lo que el locutor clandestino estaba diciendo, echó a correr, resbaló, se cayó, se levantó y alcanzó el interruptor general de la consola cortando el programa. La frase que faltó instaba a todos a escuchar Radio Euzkadi que entonces transmitía desde cerca de Bayona y prometía que pronto hablaría al pueblo vasco libremente. Los bulos acerca de cómo pudo suceder la interrupción constituyeron la comidilla de las semanas siguientes a este hecho. Desde Gasteiz los del 10 régimen llamaron alarmados al gobierno Civil preguntando que ocurría en Donostia. La policía investigó, encontraron los alambres finos y las pinzas, pero no pudo dar con los autores. En años siguientes, 1948 y 1949, hubo otras cuatro transmisiones de la Resistencia por Radio San Sebastián. Era una pugna de ingenio entre el técnico de la emisora donostiarra, señor Acarreta y los de la clandestinidad. El PNV siempre tuvo presente que la resistencia civil consistía en mantener firme el espíritu por medio de acciones que no produjesen bajas, ni sangre como en las aún recientes ejecuciones se había derramado."

En 1948 Azurza efectúa transmisiones en Onda Corta en bandas de radioaficionado cuando aún en España no estaba legalizada la radioafición que permanecía prohibida desde el inicio de la Guerra Civil Española. Utiliza entonces el indicativo EA2JA (provisional) cuyas dos letras finales son las siglas de su primer nombre y apellido.

Gracias a la QSL siguiente, podemos saber que trabajaba la banda de 20m (14Khz) con potencia de 50 W utilizando un transmisor con 2 válvulas 6L6 en una disposición push-pull Clase AB2 de amplificación de potencia. La antena Hertz de 39,60m de longitud (dipolo). El número de QSO´s que realizó hasta ese momento era de 76, lo cual refleja que tuvo una gran actividad para la época y bajo la clandestinidad que suponía hacerlo.














En 1949, por motivos políticos, Azurza se exilia en París.





En 1955 José Joaquín Azurza pasa a residir a Venezuela y en 1974 lo hace en EE.UU. 
Azurza, alma de Radio Euzkadi en España y Venezuela, redactó el 5 de octubre de 1962 el plan para trasladar la emisora desde Francia a Venezuela, así como la instalación del transmisor en un lugar clandestino de la selva venezolana.

Siguiendo en el relato de Antonio Guerra en «Radio Euzkadi. Voz de la Resistencia Vasca (II)» publicado el 1 de julio de 2019:


«…Las transmisiones se harían desde las afueras de Caracas, donde no despertarían la sospecha de las misiones diplomáticas y pasarían desapercibidas. La máxima discreción estaría asegurada por el hecho de que la estación y las emisiones serían instaladas por un grupo muy reducido de personas afectas a la causa separatista, trabajando sin conexión alguna con organizaciones constituidas en el país, sin incluir jamás ningún indicio en las emisiones que permita identificar al lugar y cobijo de la transmisión; y, por el contrario, se procuraría desorientar al enemigo con una campaña paralela acerca del origen supuesto de las emisiones. Para permitir desorientar las posibles interferencias y la búsqueda de las transmisiones éstas variarían periódicamente de longitud de onda y serán de corta duración.

Para eso hacía falta un hombre de empuje y autoridad como el bergarés Jokin Inza, quien era capaz de reunir alrededor suyo todo un equipo humano variopinto e iniciar la aventura, sin que se enterara nadie. Hacía falta además la entrega y obsesión por la noticia de un donostiarra como Alberto Elosegui, redactor jefe de la revista “Momento” que había trabajado con Gabriel García Márquez, Plinio Apuleyo Mendoza y algunos republicanos exiliados, cuyo trabajo le permitiría la movilidad suficiente para hacer los guiones de los programas cargando sobre sí la dirección de una emisora clandestina, con emisión diaria, sin sospechas.

Y hacía falta un equipo humano motivado, capaz y entregado. Y para eso estaba el “diplomático bombero” Xabier Leizaola, el amigo de los dirigentes del partido Acción Democrática Iñaki Zubizarreta, el buen locutor Iñaki Aretxabaleta, el encargado de los pagos Felix Aranguren, y un equipo humano que llevara la cinta al lugar desde donde funcionaba la emisora a unos 60 kilómetros de Caracas y donde un original personaje llamado Ixaka Atutxa, viviera como un Robinson Crusoe del Trópico. Desde allí, todos los días, durante doce años, Radio Euzkadi transmitiría en onda corta tres veces al día, durante media hora. El único contacto semanal que tenía Atutxa con el mundo civilizado era el sábado cuando desde Caracas, grupos de tres y cuatro nacionalistas, le llevaban la cinta del fin de semana, comían allí, bebían cerveza y hablaban de mujeres. Terminada la partida, con los emisores “Pedro y Pablo”,rompía el éter y le decía al franquismo que se enfrentaba a él a través de las hondas hertzianas.

Había nacido la Txalupa, bautizada así para despistar. Así como se le había puesto a la “Pirenaica” este nombre para dar la sensación de cercanía a España, la “Txalupa” daba la sensación de movilidad y de cercanía a Euzkadi. A la cinta le llamaban el “Talo”, al lugar desde donde se transmitía “Macuto” y donde se grababa: “Edificio Paraíso”. Nombres que quedan para la historia de las emisiones clandestinas durante tantos años. El equipo estaba formado por: Guillermo Ramos, Jon Mikel Olabarrieta, Kepa Lekue, José Elizalde, Juan Ortiz, Jon Gomez, Maite Leizaola, Aita Patxi Albizu, Julene Urcelay, Peru Ajuria, Manuel de Irujo, Pello Irujo, Arantza Amezaga, Azkon, Kepa Arrizabalaga, Julen Abando, Usua II, Manuel Carabias, Tomás Andonegui, Jose Ignacio Zuazo, Mirentxu Solabarrieta, Garbiñe Urresti, Andoni Olabarri, Felix Berriozabal, Julian Atxurra, Paulin Urresti, Bingen Amezaga, Jose Ignacio Zuazo, Joseba Iturralde, Juan M. López Eizaguirre, Iñaki Landa, Ricardo Líbano, Joseba Arriaga, Antonio Mandiluce, J. M. Zugarramurdi, Maite Garitaonaindia, Txomin Viscarret, Julian Amezcua, Iñaki Erkoreka, Domeka Etxearte, Paul Aguirre, Aita Boni, Luis Ibarra.

Unos llevaban el Talo, otros eran locutores, un pequeño grupo se ocupaba de la parte técnica, la mayoría iba a las reuniones de los lunes y casi todos eran unos magníficos bebedores de cerveza con Ixaka Atutxa en Macuto. El “Talo” (la cinta grabada) era llevada diariamente a Macuto (Santa Lucía) por un pastelero de Algorta llamado Juantxu Ortiz. Cuando éste lo dejó, entró a trabajar un andino llamado Miguel Briceño. Fiel como una roca, vivía sin casarse por la Iglesia con una buena señora que le había dado una partida de hijos. Y así durante doce años, hasta el 1-05-1977 cuando aquel gran juguete (…) enmudeció para siempre, dejando al Grupo de EGI de Venezuela con el sabor agridulce del deber cumplido, pero sin una incidencia diaria sobre lo que ocurría en Euzkadi a 7.000 kilómetros de distancia.

El secreto del éxito de una empresa de esta envergadura, costosa y arriesgada, fue la discreción. Cada uno sabía lo que tenía que hacer y lo hacía sin esperar nada a cambio, porque además era lo que podía organizar el nacionalismo democrático con eficacia y sintiéndose partícipe de una empresa que tenía incidencia en el interior de Euzkadi. ETA daba sus primeros pasos, el Gobierno Vasco continuaba en el exilio, y Franco seguía persiguiendo al nacionalismo. Por aquel entonces, yo (“Pablo Romero”) era presidente de Euzko Gaztedi, la organización juvenil del propio Centro y vivía la política del exilio vasco con la intensidad propia de una colectividad nacida al calor del primer exilio y donde bullían las confrontaciones entre el PNV, ANV, algunos republicanos, el incipiente exilio de ETA, la vieja guardia, los acomodados, el Gobierno Vasco en el exilio, la Delegación del Gobierno, los que iban al Centro como a un Club Social, la chavalería, la ikastola, la hora dominical por Radio Tropical, el seguimiento del juicio de Burgos y la política vasca en general.

Un domingo, Iñaki Zubizarreta llamó y preguntó qué hacía aparte de meter ruido en Euzko Gaztedi. Le dije que estudiaba Economía en la Universidad Católica. Me sugirió la posibilidad de trabajar en una organización clandestina, habida cuenta que su responsable debía viajar al exterior. Se trataba de Alberto Elósegui, alma de la emisora y de las publicaciones clandestinas de la Resistencia Vasca, como Gudari, quien se iba a Londres con su familia. Su nombre de clandestinidad era “Pablo Romero”. Aquello me pareció fascinante y al poco le dije que sí, con gran horror de mi familia a quien no pude explicarles de qué se trataba.

Y así fue como en el año 1969 me metí de lleno en seguir día a día la actividad política vasca. Venía a Euzkadi en Navidades, contactaba con el PNV del Interior, hablaba con nuestros corresponsales, departía con Ajuriaguerra, Rezola, Leizaola y Retolaza entre otros y “pinchaba” a quien se me pusiera a tiro para enriquecer la programación radial en los estertores del franquismo. Y así, las “Cartas dirigidas a Pablo Romero” pasaron a ser escritas a nombre de “Ignacio Romero”. Cuando visité a Joseba Rezola en su casa de Donibane Lohitzun me dijo que con ese nombre pensaba era yo un “latin lover” con bigote y guitarra, y no un imberbe chavalito.

El emplazamiento de la clandestina Radio Euzkadi, era toda una curiosidad para los amantes de la radiofonía, que nosotros tratábamos de despistar poniendo el buzón de correo en la sede del Gobierno Vasco en París y utilizando una tarjeta QSL (acuse de recibo) donde podía verse una antena inmensa ante una montaña nevada. Un oyente del Estado de Illinois (EE.UU) oyó la familiar melodía que hacíamos gracias a un xilófono con las ocho notas primeras del Himno Vasco “Gora ta Gora”, así como la identificación en euskera, castellano, inglés y francés de la Voz de la Resistencia Vasca.

En enero de 1966, se empleó la frecuencia de 11290 Kc/s. Pero a mediados de año se cambió a la banda de 19 metros. La emisora (…) estaba en el centro emisor, cerca de un pueblo llamado Santa Lucía (Venezuela), se le conocía a Ixaka Atutxa como “el hombre de los espejos”. Y fueron varias las veces que en doce años apareció la policía. Aquello era muy raro. Inmediatamente, se tocaba a la autoridad competente, que seguía permitiendo aquello sin permiso oficial alguno. Seguramente sería esto lo que disuaría al gobierno español, a través de su embajada, para no hacer la consiguiente protesta oficial. Tras el juicio de Burgos las relaciones diplomáticas empeoraron y como Venezuela aplicaba la frialdad de la diplomacia, la cuestión no llegó a mayores.

En marzo de 1971, una revista especializada, “Electronic Ilustrated”, escribió un reportaje que decía: “En realidad Radio Euzkadi transmite desde un lugar secreto en Venezuela, cerca de Caracas. Experimentos de búsqueda de dirección de las ondas llevadas a cabo por un organismo europeo y por un experto americano de New Hampshire, localizaron originalmente el emplazamiento a lo largo de la costa norte de América del Sur”. Asimismo, en una oportunidad nos colocamos, por esos azares del éter, en la misma sintonía de onda que La Voz de América perturbando la transmisión de aquel gigante que no entendía cómo aquella pulga osara hacer semejante cosa. Aquel día se encendieron todas las alarmas. La llamada de la Embajada Americana fue perentoria.



Pero el caso más extraño fue cuando un buen día, al recoger los periódicos, leí con espanto la siguiente noticia: “LONDRES, 23-05-1974- La millonaria heredera norteamericana Patricia Hearst y los sobrevivientes de la razzia policial contra el “Ejército Simbiótico de Liberación” en California, habrían huido a Europa, según una emisora pirata captada por un radioaficionado de Cornwell, al sur de Inglaterra. La “Radio Escudo” o “La Voz de la Nación Vasca”, como se identificó la emisora, fue escuchada por el ingeniero David Arthur en su laboratorio, y en ella se anunciaba que la propia Patricia Hearst hablaría más tarde en su micrófonos”.

Nos pasamos toda la semana comentando que era un camelo y que nosotros no teníamos que ver con el Ejército Simbiótico de Liberación ni con el secuestro de la rica millonaria, seguido en la época con enorme interés. Nunca supimos si aquel radioaficionado se inventó la noticia por pura notoriedad, por hacer una faena o si detrás había alguna rara implicación para que nos cerraran la emisora. El caso es que, pasado el susto, seguimos con nuestros programas, como si nada hubiera ocurrido.

Otro de los momentos de peligro fue cuando se produjo en Caracas un importante terremoto y nosotros, a pesar del caos reinante, transmitimos como si nada. Asimismo en una mala mañana, en virtud de una caja de papeles que teníamos junto a la puerta y en el que había un bote de cola de carpintero muy inflamable y con un cigarrillo, se nos quemó el local. Yo estaba dentro y el fuego avanzaba. Pasé a otra habitación y el humo comenzaba a marearme. Me asomé a la ventana del baño y vi cómo al lado había una obra en construcción. Los obreros me acercaron lo más posible una de esas grúas de brazo largo. Dudé si echarme desde el tercer piso.

De haberlo hecho, hoy estaría en una silla de ruedas o en el cementerio, pero di un salto, que hoy todavía me pregunto cómo lo hice, y aparecí en el largo brazo caminando a gatas por él y sin un zapato. Cuando llegué abajo llamé a Inza. Pensé que ahí acababa todo. Pues no. Del edificio Sierra, en la Avenida El Libertador, pasamos al edificio Pacairigua a unas oficinas que nos prestó el constructor Julián Atxurra, y, al día siguiente, estábamos transmitiendo como si nada hubiera ocurrido. Hay que decir que aquel cambio no vino nada mal. El edificio Sierra tenía una pésima reputación y ver por allí entrar frecuentemente a Jelkides devotos de San Ignacio, era desde luego, algo chocante”.

En 1976 José Joaquín Azurza retorna a Euskadi y forma parte en la gestación de la Televisión de la Comunidad Autónoma Vasca, ETB. 

Participa en la celebración de la Asamblea Nacional de EAJ-PNV en Iruña en 1977.

Asamblea Nacional EAJ-PNV (1977)





Militante del Partido Nacionalista Vasco, Azurza ostentó varios cargos tanto en el Consejo General Vasco, como luego, tras la aprobación del Estatuto de 1979. 

En 1983 fue expulsado del Partido Nacionalista Vasco. Fue colaborador habitual de la prensa. 

José Joaquín Azurza falleció el 7 de octubre de 2006 en Donostia-San Sebastián.

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