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Lic. CC Económicas y EE. por la USC, Post Grado Banca Comercial "Cum Laude" UB y Especialista en Dirección Financiera por la UOC.

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martes, 9 de agosto de 2022

Ángel Muro Durán, EAR-TI (provisional), EAR-322, EA7BJ, EA4AL (1906-1936)

 Ángel Muro Durán, EAR-TI (provisional), EAR-322, EA7BJ, EA4AL (1906-1936), segundo jefe del servicio de Transmisiones de la Guardia Civil.





Nació el 24 de diciembre de 1906 en Leganés. Hijo del Coronel de Infantería, César Muro de Zaro y Julia Durán González. Estudió en la Academia de Infantería de Toledo, donde ingresó el 29 de abril de 1922 y permaneció hasta junio de 1924, cuando, habiendo finalizado sus estudios, fue promovido al empleo de Alférez. Su primer destino fue el Batallón de montaña Alfonso XII, 15 de Cazadores, al que se incorporó el 14 de agosto de 1924 en Seo de Urgel (Lérida). El 30 de ese mismo mes fue destinado al Regimiento Borbón, nº 17. Con su anterior unidad, al mando del Teniente Coronel, Manuel Romerales Quintero, se dirigió el 8 de septiembre a Ceuta, embarcando en el Vapor Aragón a cuya plaza llegó el día 23 de ese mes. El 26 de septiembre se incorporó en Málaga a su Regimiento, donde finalizó el año.


El 29 de enero de 1925 fue destinado al cuadro eventual de Ceuta. El 12 de febrero fue agregado al Batallón expedicionario del Regimiento de Infantería Bailén, nº 24, incorporándose al campamento del Zoco   Haad de la Garbia (Larache). Participó en varias operaciones militares con dicha unidad, siendo destinado el 27 de febrero al Regimiento de Infantería Tenerife, nº 64. El 2 de junio viajó a Melilla al haber sido destinado como agregado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, nº 2, y dentro de este, a la Compañía de ametralladoras del tercer Tabor. Se incorporó de plantilla a dicho Grupo el 28 de septiembre. En los siguientes meses entró en combate con el enemigo en diversas operaciones. El Teniente Coronel Sebastián Pozas Perea fue el Jefe del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, nº 2 hasta su ascenso a Coronel en noviembre de 1925. 


Ángel Muro participó en el desembarco de Alhucemas que comenzó el 8 de septiembre. El 11 de ese mes el Grupo al que pertenecía Muro llegaba a la playa de Cebadilla (Alhucemas). 






Ángel Muro tomó parte también en la ocupación del Cerro de Las Palomas el 30 de septiembre, donde se libró un fuerte combate. 




Al día siguiente participó en la toma del Monte Sebel Sedum donde una vez conquistado quedó acampado. 


En los siguientes meses continuó tomando parte en diversas acciones de combate, finalizando el año en Tafersit al mando de su Compañía.


El 6 de agosto de 1926, Ángel Muro fue ascendido a Teniente, siguiendo en la misma unidad en que estaba destinado, con la que participó en sucesivas acciones bélicas. Terminó el año 1926 de campamento en el Zoco de Tenain de Beni Halifa.


El 4 de abril de 1927 fue condecorado con la Medalla de Marruecos con pasador de Melilla.


El 1 de octubre de 1927 se le concedió la Cruz de María Cristina por lo servicios prestados y méritos contraídos desde 1 de octubre de 1925 a 30 de septiembre de 1926. Siguió participando en diferentes acciones de combate y a final de año quedó de campamento en Badú.







El 16 de enero de 1928 le fue otorgada la Medalla conmemorativa de la coronación de Su Majestad el Rey Alfonso XIII y pasador con la inscripción del Grupo. Finalizó este año en el Zoco de Tenain de Beni Halifa.


El 21 de junio de 1929 se le concedió de nuevo la Cruz de Maria Cristina por sus méritos  y servicios de campaña entre 1 de octubre de 1926 a 12 de octubre de 1927.


El 10 de diciembre de 1929 fue nombrado teniente ayudante del tercer Tabor.


El 27 de diciembre de 1929 Ángel Muro obtuvo licencia para asuntos propios para París y Marsella (Francia) por 50 días. El 8 de enero de 1930 comenzó a disfrutar de la misma. El 13 de enero contrajo matrimonio con María Isabel Benítez Martos, hija del empresario malagueño del sector del automóvil Cristóbal Benítez Pérez.




Tras finalizar su licencia el 1 de marzo de 1930 se incorporó a su Grupo.


Ingreso en la Guardia Civil


El 7 de junio de 1930 ingresó en el Cuerpo de la Guardia Civil, siendo destinado a la Comandancia de Málaga. El 1 de julio se le asignó la Línea de Fuengirola. El 12 de ese mes inició en la capital malagueña las prácticas reglamentarias obligatorias establecidas para los recién ingresados en el Instituto y el 22 fue destinado al escuadrón de la Comandancia de Cádiz. El 26 de julio se le adjudicó el mando de la Línea de San Lúcar de Barrameda, que asumió el 25 de octubre tras haber finalizado las prácticas.


Un Decreto del Ministerio de la Guerra del Gobierno Provisional de la República de  22 de abril de 1931, estableció que en el plazo de cuatro días a contar desde la publicación del mismo en la Gaceta de Madrid, todos los generales en activo o en situación de reserva y todos los jefes, oficiales y asimilados que no estuvieran retirados o separados del servicio debían efectuar solemne promesa de adhesión y fidelidad a la República. Ángel Muro prestó solemne promesa de fidelidad y adhesión a la República en la forma determinada en el artículo segundo de dicho Decreto.


En la Revista Técnica de la Guardia Civil, número 267, de mayo de 1932 se presentaba al Teniente Ángel Muro Durán de la siguiente forma: «Nos es muy grato dar a la estampa el retrato de este cultísimo Oficial especializado en los conocimientos de la radio-comunicación, digno émulo del Capitán D. José Blanco Novo [...] El señor Muro se propone escribir en estas páginas, a partir del mes actual, varios artículos de divulgación de la radio...[...]». 


A continuación, se insertó su primer artículo titulado «La Guardia Civil y la Radio-comunicación» en la que el teniente Muro introdujo a los lectores de la revista en el reciente medio de comunicación que representaba la radio dentro del Cuerpo de la Guardia Civil. En julio de ese año y en la misma revista, se publicó otro artículo de Muro titulado «La radio como arma policial».





Ángel Muro se hizo miembro de la asociación de radioaficionados Red Española (R.E.) antes de noviembre de 1932 con el número de socio 522. El 12 de enero de 1933 nacía la Unión de Radioemisores Españoles (U.R.E.) como resultado de la fusión de las asociaciones Red Española (R.E.)  y Españoles Aficionados a la Radiotécnica (E.A.R.).


En el boletín de U.R.E. nº 3 de 30 de abril de 1933, se publicó una relación de los QSO (comunicaciones bilaterales) realizados por Enrique Salgado de Azorín, EAR-268, de Madrid, entre los cuales se encontraba el efectuado con la estación EAR-TI, que fue el indicativo provisional utilizado por Ángel Muro Durán hasta la concesión de su indicativo oficial.













En julio de 1933, Ángel Muro Durán, en compañía de su padre, visitaba la sede de la Unión de Radioemisores Españoles en Madrid en la Calle Pi y Margall, nº 5, 2º.


En el mes de octubre de 1933, el Boletín de U.R.E. recogía los nuevos indicativos oficiales otorgados, entre los que figuraba el EAR-322, asignado a Ángel Muro, con domicilio en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).


Ángel Muro se inscribió entre los participantes del Primer Concurso de Comunicación en  Fonía organizado por U.R.E. que dio comienzo el 26 de noviembre y continuó el 10 y 17 de diciembre de 1933.


Tras el cambio de nomenclatura de los indicativos de radioaficionado el 1 de enero de 1934, Ángel Muro Durán pasó a ser titular del EA7BJ con dirección en San Lúcar de Barrameda (Cádiz).







La Revista Técnica de la Guardia Civil incluyó, en su número correspondiente al mes de marzo de 1934, un artículo de Ángel Muro que bajo el título «Mecanización-Comunicaciones» aborda la necesidad de una urgente y honda reforma del Cuerpo para su modernización. 


Habla de la necesidad de crear secciones especiales de motoristas y automóviles, afirmando que «[…] la Guardia Civil necesita, más que nunca, que la doten de medios rápidos de comunicación, que permitan el rápido desplazamiento de sus fuerzas a cualquier lugar donde las circunstancias exijan su presencia […]». Defiende la utilización de motocicletas con sidecar equipadas con receptores de radio que puedan recibir órdenes de la emisora de su comandancia en cualquier lugar en que se encuentren. 


Ángel Muro había estado siguiendo las experiencias de radio de la policía inglesa de Nottingham en 1933, la cual había instalado una pequeña emisora de 40 vatios con la que consiguiera una comunicación perfecta en telefonía a una distancia de unas ocho millas con sus puestos y automóviles dotados de receptores, tanto de día como de noche. También habían equipado un coche con un equipo emisor-receptor, de bajo coste, de 35 vatios con el que también  obtuvieron excelentes resultados, y por último, se dotaran de pequeños receptores de bolsillo que portaban las patrullas de a pie que resultaron de gran utilidad y eficacia en las comunicaciones.  


Ángel Muro, con escasos medios llevó acabo una serie de pruebas similares a las efectuadas por la policía inglesa, en las que contó con la ayuda de el también radioaficionado, Luis Sánchez de Lamadrid, EA7AI, ex-E-052 y ex-EAR-83, de San Lúcar de Barrameda. Este había iniciado sus primeras emisiones amateur en enero de 1928.


Como resultado de sus experiencias, Muro estableció algunas conclusiones de orden práctico:


«[…] Desde hace algunos años determinadas Comandancias están dotadas de una estación de radio, con objeto de comunicar con una central situada en Madrid. Estas emisoras están bien construidas y son servidas por personal del Cuerpo práctico en el manejo del manipulador, pero apenas se utilizan por las Jefaturas de Comandancia. Muy importante es el enlace de las cabeceras de Comandancia con Madrid; pero, ¿de qué sirve recibir órdenes de la Inspección si luego no pueden transmitirse a los numerosos puestos donde residen las fuerzas dependientes del Mando? […]». 


Muro Durán sostenía la necesidad de dotar a los puestos más estratégicos e importantes de cada provincia de estaciones de radio, modernizar las estaciones existentes en las comandancias proveyéndolas de un sistema modulador que les permitiese comunicar en telefonía con los puestos y en telegrafía con Madrid, y de utilizar longitudes de onda más largas que las empleadas hasta entonces. 


Entendía que las comunicaciones entre la estación de la comandancia y las de los puestos de la provincia podrían cubrirse con emisoras de 40 vatios en telefonía facilitando la rapidez en la transmisión de las órdenes de movimiento de fuerzas. La utilización de la telefonía para estas comunicaciones era más fácil de implantar puesto que los requerimientos de formación eran menores en el caso de operadores de este modo que en el de telegrafía. Los inconvenientes de la confidencialidad y secreto de los mensajes transmitidos quedaría garantizado con la utilización de un sistema de cifrado.


Los primeros ensayos de sus pruebas los hizo utilizando un pequeño emisor especial para transmitir en ondas cortas, por tener estas la ventaja de gran alcance con poca potencia, pero pronto tuvo que desistir porque las condiciones de propagación de esta clase de ondas no las hacía aptas para establecer comunicaciones a pequeña distancias. A ciertas horas del día la propagación era favorable, mientras que a otras, no había posibilidad de comunicar.


Entonces ajustó el emisor a ondas de 150, 175 y 200 metros, con las que obtuvo buenos resultados. La emisora que construyó era de una potencia en generador de 40 vatios, y constaba de tres pasos: uno, oscilador maestro; otro, intermedio, y un amplificador final de potencia. Como sistema de radiación empleó una antena «bastante deficiente», por lo que al rendimiento se refería. El equipo, del que se reprodujo una fotografía como ilustración del artículo, estaba además preparado para trabajar indistintamente en telegrafía o telefonía, habiéndolo dotado de un sistema modulador y su correspondiente micrófono. Todas las pruebas que efectuó fueron en fonía.


Las primeras comunicaciones las hizo con Chipiona, Trebujena, Jerez de la Frontera y Cádiz, situados a 9, 20, 22 y 60 kilómetros, respectivamente. Para la recepción empleó un sencillo aparato de cuatro válvulas «de los corrientes en el mercado» conectado a una antena interior. Del resultado de las distintas pruebas que realizó, tanto de día como de noche, fueron testigos, el capitán Montes de Oca, que realizó los controles desde Jerez y Cádiz, y los comandantes de los puestos de Trebujena y Chipiona, que recibieron con claridad y potencia sus mensajes cifrados y sin cifrar. Las emisiones fueron además recibidas en perfectas condiciones en Medina Sidonía (Cádiz), Utrera (Sevilla), Ayamonte (Huelva) y multitud de puntos situados a más de 100 kilómetros, según le habían  comunicado algunos espontáneos radio-oyentes. Muro consiguió cubrir con tan poca potencia un radio de más de 70 kilómetros, que, de haber empleado la telegrafía, se hubiera alargado considerablemente.


El teniente de la Guardia Civil, Eduardo Comas Añino, elogiaba, en la misma publicación, poco después, los trabajos de Ángel Muro en el campo de la intercomunicación inalámbrica.


También el guardia, F. González, del puesto de Garciaz (Cáceres) exhortaba al Cuerpo para que pusiese en práctica el proyecto de Ángel Muro, «La experiencia de luctuosos y recientes sucesos nos ha demostrando la necesidad de dotar a la Guardia Civil del moderno sistema de comunicación que nos ocupa […]», afirmaba en un pequeño artículo en la misma revista, en el que también comentaba las experiencias de radiotelegrafía que llevaba acabo: 


«[…] El estímulo que siento por el progreso de los adelantos utilizables en el servicio de la Guardia Civil, me ha inducido a estudiar y practicar la radiocomunicación; los compañeros, entusiasmados, me ayudan; entre todos hemos construido un manipulador de madera, un pequeño zumbador, una pila con linternas de bolsillo, y organizada la estación, ensayamos con constancia; la velocidad de transmisión alcanza ya entre estos aficionados, cinco palabras por minuto.[…]»


Este guardia civil terminaba comentado que, en un próximo número de la publicación, explicaría cómo se construían los manipuladores y se establecían los elementos integrantes de una modesta estación.


El 10 de julio de 1934, el teniente Ángel Muro Durán, de la Comandancia de Cádiz y Jefe de la Línea de Sanlúcar de Barrameda, siguiendo órdenes del Inspector General de la Guardia Civil, salió para Madrid en comisión  relacionada con el servicio de radio del Cuerpo.


El 6 de octubre de 1934 el Gobierno de la República proclamó el Estado de Guerra en todo el territorio nacional, rubricado por Alejandro Lerroux, entonces Presidente del Consejo de Ministros, a raíz de que el Presidente de la Generalidad, Lluís Companys, proclamara el “Estat Catalá” independiente, invitando a los republicanos de izquierda de toda España a establecer un gobierno provisional de la República en Barcelona; y también como consecuencia de los disturbios sociales de Asturias. El Estado de Guerra se extendió hasta el 13 de abril de 1935, fecha en la que fue levantado.


El 11 de octubre de 1934, el teniente Ángel Muro Durán se dirigió a Palencia siguiendo órdenes del Inspector General del Cuerpo con objeto de hacerse cargo de una estación radiotelegráfica móvil y con ella dirigirse a Oviedo para restablecer la comunicación con el mando de dicha Comandancia que estaba interrumpida. El día 12, una vez se hizo cargo de la Estación radio móvil, con los guardias que formaban el equipo de la misma se dirigió a León, desde donde continuó en dirección a Oviedo hasta llegar a Campomanes, vanguardia de la Columna Sur-Norte que operaba en la cuenca minera. Desde este punto logró establecer comunicación con el mando central facilitando las noticias que pudieron recibirse de los puestos de la Benemérita en la zona sublevada. Desde ese día, el teniente Muro fue agregado al Cuartel General, prestando el servicio de enlace por radio. El día 15 fue nombrado por el General Jefe de la Columna antes mencionada, Oficial de información de la misma. El día 19, Ángel Muro avanzó con los guardias a sus órdenes y la estación radio móvil situada a la vanguardia de la Columna hasta  Pola de Lena, y más tarde, hasta Ujo, donde pernoctaron. El día 20, ya superado por la columna, el teniente Muro se dirigió a Mieres y Oviedo, desde donde recibió órdenes de regresar con el equipo a Madrid, llegando a la Capital al día siguiente. 





Por Orden comunicada al Inspector General de la Guardia Civil, Celcilio Bedía Cavallería, por el Ministro de la Gobernación, el radical, Eloy Vaquero Cantillo, el 21 de noviembre de 1934 se nombró a José Blanco Novo, Jefe del Servicio Radiotelegráfico de la Guardia Civil. Nuevas reglas sobre este Servicio se establecieron en la mencionada Orden, que incluyó la creación del distintivo para el personal de dicha especialidad. El 30 de noviembre el Inspector General difundió esta disposición que fue publicada días después en el Boletín Oficial de la Guardia Civil con el siguiente texto:


"El Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación, en Orden comunicada de fecha 21 del actual, me dice lo siguiente:

«Excmo. Sr.: -La orden ministerial de este Departamento, de 2 de junio de 1929, estableció el Servicio Radiotelegráfico en la Guardia Civil, creando la actual Red de Estaciones, que en número de 17 vienen funcionando en las principales capitales de provincia. Acordada por el Gobierno la ampliación de este Servicio, y concedido por ley de 7 de julio del año actual el crédito necesario  para la instalación de Estaciones en todas las Comandancias y dotación de equipos móviles, ampliación que en fin del año en curso ha de quedar realizada, este Ministerio ha tenido a bien disponer: 1) El Servicio Radiotelegráfico de la Guardia Civil dependerá directamente de la Inspección general de dicho Instituto. Su misión fundamental es establecer la comunicación entre los Centros, Dependencias y Unidades del mismo; pudiendo también emplearlo las Autoridades civiles y militares, cuando las circunstancias lo exijan. Así mismo, prestará la debida cooperación  y auxilio a los servicios análogos, terrestres, marítimos y aéreos, en la forma que los Convenios Internacionales determinan. 2) Será Jefe de este Servicio el Capitán D. José Blanco Novo, el que tendrá a sus órdenes al Teniente D. Ángel Muro Durán, para que le auxilie y sustituya en su caso. 3) Cuando se requiera la intervención de un funcionario técnico, para comisiones, compras, reconocimiento de material, etc., desempeñará estas funciones el Ingeniero del Parque Móvil del Instituto. 4) El Jefe del Servicio será el encargado de la organización y dirección del tráfico y de la instrucción del personal de Operaciones. 5) Este personal llevará en la manga izquierda, el distintivo de su especialidad, ajustado al diseño adjunto. 6) Por la Inspección General de la Guardia Civil se dictarán las instrucciones complementarias para el desarrollo de esta orden.»

Lo que se hace público para general conocimiento. Madrid, 30 de noviembre de 1934."


El 15 de febrero de 1935 fue nombrado Inspector General de la Guardia Civil, siendo su segundo mandato al frente del Instituto, el General de División, Miguel Cabanellas Ferrer, que venía desempeñando hasta entonces el cargo de Inspector General de Carabineros.


El 25 de febrero de 1935, Ángel Muro Durán fue destinado a la Comandancia de Ciudad Real, dejando definitivamente la de Cádiz, donde venía prestando servicio hasta entonces. 


Entre el 8 y el 13 de marzo de 1935, Blanco Novo efectuó la instalación de cuatro nuevas estaciones radiotelegráficas para la Guardia Civil en las capitales de provincia de Palencia, Lugo, León y Coruña, siendo asistido en dicho cometido por el teniente Ángel Muro Durán. La Estación de Lugo quedó al cargo de los operadores miembros del Cuerpo, Jaime Vázquez Fariñas y Manuel Neira Gómez, quienes habían efectuado el correspondiente curso de prácticas en Madrid hasta que fueron declarados aptos para desempeñar ese cometido. 


El Capitán Muro realizó entre el 22 de marzo y el 12 de abril de 1935 las instalaciones correspondientes a Almería, Málaga y Jaén. El 13 de abril viajó a Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife con el mismo cometido.


El 24 de abril, Blanco Novo efectuaba nuevas instalaciones radiotelegráficas para el Cuerpo en Córdoba, donde contó con la asistencia de Ángel Muro desde el 8 de mayo, y en Granada. 

En mayo de 1935, José Blanco Novo fue ascendido a Comandante y se le hizo entrega del Credencial de Oficial de la Orden de la República, distinción otorgada a todas aquellas personas que hubiesen beneficiado a la República y al pueblo español con sus méritos y obras personales en el ejercicio de su profesión. Ángel Muro también fue distinguido el 22 de mayo con entrega del credencial de Caballero de la Orden de la  República.


El 27 de junio de 1935, Ángel Muro salía para Valencia con una Estación móvil radiotelegráfica, regresando a su residencia el primero de julio. El 6 de ese mismo mes, el teniente Muro Durán fue destinado desde la Comandancia de Ciudad Real a la Inspección General de la Guardia Civil, donde prestó servicio en la Estación Radiotelegráfica afecta a la misma. El 13 de julio partía con destino a Huelva en donde dejó en servicio una nueva Estación de radio del Cuerpo.

Ángel Muro efectuó nuevas puestas en marcha de Estaciones de radio para el Cuerpo a partir del 23 de septiembre de 1935, poniendo en funcionamiento las correspondientes a Palma de Mallorca, Castellón y Teruel. La acompañaba el guardia mecánico Manuel Conde Grau. En Castellón se inauguró la estación el 2 de octubre de 1935, quedando al cargo de la misma los guardias de la Comandancia Francisco Gil y Ricardo Cerdá, después de haber realizado prácticas en Madrid durante un año.


Con la de Castellón había instaladas y operativas 34 estaciones de radio de la Guardia Civil entre la península, Baleares y Canarias.


El 17 de octubre se trasladó a Ciudad Real, donde instaló una nueva Estación de Radio y el 19 noviembre se encargó de hacer lo mismo en Alicante, Albacete y Murcia y el 29 del mismo mes en Logroño y Cuenca.


En los meses de enero, febrero y marzo de 1936, Ángel Muro salió para diferentes puntos de España con objeto de realizar nuevas instalaciones radiotelegráficas de la Guardia Civil.


El 23 abril de 1936, Ángel Muro Durán, recién ascendido, fue designado para ocupar la plaza de Capitán del Servicio Radiotelegráfico de la Inspección General de la Guardia Civil, tras haber ganado el concurso que se había convocado para proveerla. 


Al ser destinado a Madrid, su indicativo EA7BJ fue reemplazado por EA4AL, con domicilio en la calle Alcalá, 108 de la capital de España.


Una QSL de 2 de mayo de 1936 certifica que el indicativo EA7BJ que perteneció a Ángel Muro, había sido reasignado a Francisco Navarrete, de Jaén.


Primera utilización de la radio en la Vuelta ciclista a España


Entre el 5 y el 31 de mayo de 1936 se celebró la II Vuelta Ciclista a España, en la que la Guardia Civil y los vigilantes motoristas jugaron un pa­pel fundamental en el viaje de la caravana, tal como había ocurrido en la primera edición de la prueba en 1935. Pero en esta segunda, dado el gran interés del gobierno en la organización y éxito de esta importante prueba ciclista, el Ministerio de la Gobernación y el Inspector General de la Guardia Civil dispusieron que se dotara a las fuerzas vigilantes de la misma de los mejores medios para realizar su labor. Por dicho motivo, participaron en ella varias unidades motorizadas de la Guardia Civil dotadas de aparatos receptores y transmisores de radio. La estación transmisora se instaló en una furgoneta desde donde se enviaban las órdenes a dos motos con side-car dotadas de receptor que marchaban delante de la caravana abriéndole paso en su trayecto. Dichas órdenes partían del Capitán Ángel Muro, entonces titular del indicativo de radioaficionado EA4AL, director de este servicio durante la celebración de la prueba, convirtiéndose así en una de las personas que más colaboraron al éxito de la misma, según afirmó la revista semanal deportiva As de Madrid.






Su asesinato a comienzos de la Guerra Civil de 1936


Tras el alzamiento del 18 de julio de 1936, estando este destinado en Madrid, la Guardia Civil es enviada, después de ser concentradas sus fuerzas en ese punto, a la sierra de Guadarrama, hacia donde se dirigía una columna de ejército de los sublevados que se había organizado en Valladolid por el General Saliquet con el objetivo de avanzar hacia Madrid. En agosto de 1936 se produjo la evasión de un grupo de estos guardias civiles que se pasaron al Bando Nacional. Debido a este hecho, se generó desconfianza por parte de los mandos militares en la fidelidad de los miembros del cuerpo a la República por lo que fueron retirados del frente de Guadarrama y una vez desarmados, devueltos a Madrid.


Por fundadas sospechas de colaboración con el enemigo, en la noche del veintidós de Agosto de mil novecientos treinta y seis, Blanco Novo fue llamado con engaños a la Inspección General (Ministerio de la Gobernación) en llamada telefónica del Ayudante del General Inspector, para que se presentara a dicho General en unión del Capitán, segundo Jefe del Servicio Radio, Ángel Muro Durán; siendo los dos detenidos en el momento de llegar, por dos agentes de policía que los trasladaron a los calabozos de la Dirección General de Seguridad. La orden partió directamente del Ministro de la Gobernación, Sebastián Pozas Perea.


Incomunicados ambos, José Blanco Novo permaneció en dichos calabozos hasta el día veinticinco del mismo mes; sabiendo por noticias posteriores que en el acto de su detención lo fue también y conducido al Parque Móvil todo el equipo de operadores a sus órdenes, mientras que por una comisión de personal técnico de la Dirección General de Telecomunicación eran incautadas las Estaciones y se hacían los registros y demás diligencias para comprobar los manejos sospechados. No encontrando pruebas de delito, el día veinticinco Blanco Novo fue conducido a la Prisión Militar de Guadalajara, con la imposición de dos meses de arresto por su pasividad al frente del servicio de radio; y con igual correctivo y por la misma causa, fue conducido el Capitán Muro Durán  a un castillo en Cartagena. A su salida fue de nuevo detenido y conducido a Madrid por miembros de la comisión depuradora que allí se habían desplazado para tal fin. 


El 6 de noviembre de 1936 las tropas del ejército de Franco llegaban a las cercanías de Madrid. El Consejo de Ministros decidió el traslado del Gobierno de la República a Valencia, siendo nombrada, antes de llevarlo acabo, por Largo Caballero, una Junta de Defensa que, bajo la presidencia del General Miaja, desempeñó la autoridad en la Capital de España hasta el 22 de abril de 1937.


En las cárceles y checas de Madrid había en ese momento más de cinco mil presos. Unos dos mil fueron sacados los días 7 y 8 de noviembre y trasladados en autobuses a Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz. Las sacas y asesinatos se repitieron hasta final de noviembre de 1936, cuando adquirieron carácter de masivas. Entre los militares asesinados en Paracuellos se encontraba el Capitán Francisco Roldán Guerrero, EAR-10, EA4AB.


De entre ellos, un grupo de 52, entre los que se encontraba el capitán Ángel Muro Durán, y después de sufrir cautiverio en la checa de Santa Engracia, fueron sacados en la noche del 19 de noviembre de 1936 y asesinados en la tapia del cementerio del Este (hoy de La Almudena).








El 4 de diciembre de 1936, el nuevo Inspector General de Prisiones, el anarquista Melchor Rodríguez, puso fin a las sacas, cuando habían sido ya asesinados por ese procedimiento unos 2.700 presos identificados tras la finalización de la guerra. Las sacas de noviembre de 1936 en Madrid se convirtieron en una limpieza con la que se perseguía aniquilar al enemigo político, ideológico y de clase.


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