Datos personales

Mi foto
Lic. CC Económicas y EE. por la USC, Post Grado Banca Comercial "Cum Laude" UB y Especialista en Dirección Financiera por la UOC.

Visitas recibidas

Buscar en este blog

sábado, 23 de agosto de 2025

Luis Derqui López-Cuervo, E-013, EAR-66, EA1AH (1884-1949)

Luis Derqui López-Cuervo, E-013, EAR-66, EA1AH (1884-1949)




Luis Derqui López-Cuervo nació el 16 de diciembre de 1884 en Loja (Granada). Hijo de Julio Derqui Campos (Natural de Tarifa, Cádiz, nacido en 1841) y Aurora López-Cuervo Cevallos (fallecida en Loja en 1886). De cuyo matrimonio nacieron 7 hijos: Julio (Oficial de infantería de Marina), Carmen (1878-1968), José (nacido en 1879, práctico del puerto de Cartagena), Serafín (ayudante de obras públicas), Javier (Cuerpo de intendencia militar), Consuelo y Luis (ayudante de obras públicas).


En 1902, Luis Derqui obtienía el título de bachiller en Artes por el Instituto de Granada.


En julio de 1905 se presentó a los primeros ejercicios de ingreso en la Academia de Administración militar (Ávila). También optó a la Academia de Ingenieros (Guadalajara) y, en mayo de 1906, a la Academia de Artillería (Segovia), ingreso que aprueba.


Sin embargo, su actividad profesional se encaminará hacia la vida civil. En 1910 oposita e ingresa en el Cuerpo de ayudantes de Obras Públicas, siendo destinado a la Jefatura de Soria, de esta a la División hidráulica del Miño y de ahí a la Jefatura de Oviedo, en el mismo año.


En 1913 pasa a situación de Supernumerario. El 25 de junio de ese año es designado para formar parte del personal de la Alta Comisaría de España en Marruecos, como ayudante de Obras públicas y a las órdenes del Delegado para los servicios de fomento de los intereses materiales de la Alta Comisaría de España en Marruecos. En 1915 sigue en situación de supernumerario. 


En 1916 desarrolla su actividad como ayudante e Obras Públicas en Santander, donde comienza a trabajar en la Junta de Obras del Puerto. En 1919 se le otorga Cruz del mérito naval por su contribución a los trabajos de extracción de varios proyectiles que se localizaron en la bahía de Santander, en el desarrollo de los trabajos de habilitación de la zona como base de actuación de la Marina de Guerra.




Luis Derqui tuvo un hermano llamado Javier, que con el grado de Comandante, era profesor de la Academia de Intendencia en Ávila, cuando, en julio de 1925 se instala una completa estación de radio, emisora y receptora, en dicho centro, la cual es llevada a cabo por el capitán de Artillería y radioaficionado, Francisco Roldán Guerrero, EAR-10, con la ayuda de la Casa comercial Viuda e Hijos de Igartúa, y que contó también con la asistencia técnica de Javier Derqui. 




Luis Derqui se aficiona enseguida a las ondas cortas y se hace socio de EAR, obteniendo uno de los primeros indicativos de radioescucha, E-013, otorgados por la asociación en agosto de 1926.


Luis Derqui obtuvo su indicativo oficial de radioemisor aficionado, EAR-66, alrededor de mayo de 1927.


En 1927 es cuando la alta burguesía de Santander funda el Club Marítimo, cuya primera junta estaba presidida por Gonzalo García de los Ríos y formada por Ramiro Pérez, Fernando Bolívar,  Alfredo Piris, Alfredo Pérez Sanjurjo, Walter Meade, Luis Huidobro, Luis Derqui, Miguel López-Dóriga y José Agüero. El espíritu deportivo de este grupo de socios del hasta entonces, Club de Regatas, les llevó a fundar una asociación que respondiera a sus necesidades deportivas. El viejo Club de Regatas, fundado en 1870, al que cupo el honor de ser el club náutico más antiguo de España, había trasladado su sede social desde su primitiva ubicación en el muelle hasta el palacio de Pombo. Su alejamiento de la Machina se acompañó también del progresivo abandono de sus actividades deportivas, hasta el punto de convertirse en un casino. 


El cambio no fue bien recibido por los socios más jóvenes y el malestar interno dio como resultado la creación en 1927 de un nuevo Club que recuperó su raíz marinera. Los deportistas, los que querían navegar, ansiaban tener un edificio social en la bahía. Las regatas se hacían por entonces sólo en los veranos y ellos querían mantener el ambiente de la mar durante todo el año.  







Los promotores de aquel proyecto, al que se unieron 204 socios, lograron la concesión por la Junta del Puerto de un pabellón de madera situado a la altura de la calle de Lope de Vega, que acondicionaron como club social para organizar las regatas. Dos meses después de su creación el Club se convertía en Real Club Marítimo por un decreto de Alfonso XIII, gran aficionado a los balandros, y cuya presencia en las regatas pudo tener mucho que ver en el hecho de que gran parte de la alta sociedad santanderina se vinculase a este deporte y compitiese por conseguir en España y el extranjero los barcos más rápidos y los tripulantes más avezados. 


Del dinamismo de aquellos pioneros de la vela que formaron el Marítimo da idea el hecho de que en junio del siguiente año el recién creado Club se encargaba de organizar las regatas preolímpicas de barcos de seis metros para la Olimpiada de Amsterdam.


El nacimiento del Marítimo coincidió con el declive de las grandes regatas transoceánicas. Sin embargo, uno de sus fundadores, Victoriano López Dóriga, logró que en 1928 se celebrara la primera regata de Nueva York a Santander (3.055 millas) en la que participaron nueve embarcaciones; goletas de dos y tres palos que precisaban para su maniobra de una tripulación numerosa, como el Atlantic, que ostentó durante muchos años el récord de la travesía del Atlántico, o el barco ganador, el Helen, que contaba con 51 tripulantes, profesionales en su inmensa mayoría. Para zarpar de Santander el Helen tuvo que hacer una leva de nuevos marineros ante la negativa de su tripulación a continuar viaje con el mismo sueldo. Aquella regata fue un hito histórico que viene recogido en los anales de la navegación de la época y con la que se cerró la edad dorada de los grandes yates.




Luis Derqui participaba habitualmente en las reuniones del gang de radioaficionados santanderino. Algunas de estas reuniones fueron reseñadas entre las páginas de la revista EAR. Una de ellas fue la celebrada el domingo, 9 de agosto de 1931.  Ese día se reunió en Suances el gang santanderino, como venía siendo habitual todos los meses, en un fraternal banquete. En esta ocasión contó con la presencia del presidente de EAR, Miguel Moya, EAR-1, y en él participaron también, además de Antonio Victorero Lucio, EAR-169, los siguientes colegas: Javier de la Fuente Quintana, EAR-18 y delegado de la tercera región EAR; Julio Soler Jover, EAR-17; Alfonso Rodríguez Lafont, EAR-138; Daniel Estefanía Román, E-160; Francisco Puerta González, EAR-39; Luis Derqui López-Cuervo, EAR-66, y José Ruiz Cuevas, EAR-52. La crónica publicada en la revista EAR comentó:


«… Es así como en muy poco tiempo pudimos visitar las admirables instalaciones de Antonio Victorero y Javier de la Fuente, y ver “manipular" en su Fiat a Julio Soler, y “catalogar” las proezas fotográficas de Luis Derqui y los cuentos festivos de Lafont y las oportunas alusiones de Estefanía…».




También en la revista EAR quedó reflejada la celebrada a comienzos de 1932. Antonio Victorero remite una carta a Miguel Moya para ponerle al tanto de la última reunión banquete que el gang santanderino había celebrado recientemente. La información se recoge en la revista de febrero de 1932 y en marzo se publica la fotografía de la confraternización, a la que asistieron: De izquierda a derecha, Daniel Estefanía Román, E-160; Francisco Puerta González, EAR-39; Javier de la Fuente Quintana, EAR-18; Luis Derqui López Cuervo, EAR-66; Antonio Victorero Lucio, EAR 169; Alfonso Rodríguez  Lafont, EAR-138, y Julio Soler Jover, EAR-17. En esta ocasión faltaba José Ruiz Cuevas, EAR-52, pues había fallecido pocos días después de la reunión de Suances del año anterior a la que había asistido Miguel Moya, EAR-1.








La Junta General de la asociación EAR que se tenía que celebrar en marzo de 1932 no se produjo debido al estado de descomposición de la organización. 


Miguel Moya solicitara, a su nombre, el registro de la marca E.A.R. que publica el BOPI de 1 de noviembre de 1931, con el número de registro 87.080, para distinguir una revista de radiotelefonía, la cual le fue concedida el 19 de febrero de 1932. 





Por otro lado, Red Española había solicitado (BOPI, 16 de diciembre de 1930) con número de registro 83.199 una marca con la que distinguir una revista profesional, carnet y tarjetas. En un principio le fue concedida el 2 de septiembre de 1931 (BOPI, 16 octubre de 1931), pero, en base a que la utilización del símbolo de la IARU en la misma estaba reservado a las asociaciones que se habían constituido en secciones de aquella y sus asociados, Miguel Moya recurrió la concesión y ganó el pleito, consiguiendo que se suspendiera primero, y fuese denegada después (BOPI, 1 de julio de 1932). 






Al mismo tiempo, Miguel Moya, solicita a nombre de  la asociación EAR, con número 88.068 (BOPI, 1 de febrero de 1932) el registro de la marca con el emblema de EAR para distinguir una revista profesional, carnets, tarjetas y toda la documentación de la asociación solicitante, que le es concedido el 21 de junio de 1932. De esta forma quedaba protegida la marca de la asociación EAR por 20 años.





  

En julio se 1932 Miguel Moya presenta su dimisión como presidente de la EAR a la que se suma la del vicepresidente. Este fue el texto que publicó la revista de la asociación en el último número que vio la luz en ese mes.


«Asociación E.A.R. 


Dimisión del presidente 


El Presidente de la Asociación E. A. R. ha presentado su dimisión irrevocable.


En una carta que ha circulado entre sus colegas, dice que después de haber trabajado un poco en formar primero y en defender después a la Asociación E.A.R., y después de una labor incesante durante siete años, se considera con derecho al descanso.


Termina su carta diciendo:


“Creo que puede no ser necesario el que resida en Madrid el Comité Ejecutivo de la Asociación. Son varias las Asociaciones extranjeras, Secciones nacionales de la I.A.R.U., cuyos Comités Directivos no residen en las capitalidades de los países respectivos. En la reforma del Reglamento podría estudiarse el modo de que el Comité Directivo residiese durante cierto tiempo en cada una de las distintas capitalidades de las regiones que forman la E.A.R., y ello en relación con el número de socios, intensidad de las actividades radioamateurísticas, etc.


No necesito decir a usted cuan de veras deseo que los radioaficionados españoles continúen la obra que todos, con el mejor deseo, hemos realizado. Yo he puesto en ella todo mi entusiasmo y todo mi cariño. Sólo ahora, pasados momentos de lucha que algunos temieron pusiera en peligro la vida de nuestra Asociación, hoy más fuerte y respetada que nunca, me decido a dejar mi puesto y a despedirme de mis queridos amigos y colegas.”


Dimisión del Vicepresidente.


El conde de Vilana, Vicepresidente de la Asociación E.A.R., ha dimitido igualmente de su cargo. En la carta en que manifiesta esta decisión, dice:


“Nuestro Presidente ha sido el fundador y el alma del radioamateurismo español; por motivos respetabilísimos (quizás no invoca todos en la carta que nos ha dirigido), se despide de sus amigos y consocios y yo me creo en el deber de acompañarle.»


Tras haber comunicado Miguel Moya, EAR-1 su dimisión como presidente de EAR y dejar de editar la revista de la asociación, órgano oficial que dirigió y escribió personalmente, en julio de 1932, saltándose el mes de junio que no se publicó, fue el viernes 16 de septiembre de 1932 cuando se constituyó interinamente en Santander una nueva Junta Directiva, según comunicado remitido por su fundador al Director general de Seguridad:


«Excmo. Señor:


Por haber presentado la dimisión la Junta Directiva de la Asociación E.A.R., Sección Española de la International Amateur Radio Union, que agrupa en su seno a los aficionados a la radio técnica y a los poseedores de estaciones emisoras de 5ª categoría,  según autorización concedida por la Dirección General de Telecomunicación con arreglo a las disposiciones vigentes en esta materia, han sido designados interinamente para dichos cargos en virtud de lo dispuesto en el art. 17 de  nuestro Reglamento, aprobado por esa Dirección General con fecha 26 de Enero de 1926, y hasta que se verifique la Junta General para el nombramiento de la nueva Junta Directiva, los señores siguientes:


Presidente – D. Javier de la Fuente

(EAR-18).- Oficial de Telégrafos.- Centro Telegráfico de Santander.


Vicepresidente – D. Francisco Puerta

(EAR-39).- Ingeniero Industrial, Director de la Fábrica de cementos ALFA.- Mataporquera

(Santander)


Secretario-Tesorero – D. Luis Derqui

(EAR-66).- Ayudante de Obras Públicas.- Junta de las Obras del Puerto de Santander.


El domicilio provisional de dicha Asociación es Avenida de Castañeda nº 7, Santander.


Lo que en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 4º de la Ley de Asociaciones vigente, tengo el honor de comunicar a V.E. a los efectos oportunos.


Madrid 16 de Septiembre de1932 - El Presidente Dimisionario.»





Además de la anterior comunicación dirigida al Director general de Seguridad, Miguel Moya preparó otra similar, más escueta, con la finalidad de presentar también la nueva junta interina de E.A.R. al Director general de Telecomunicación, haciéndole saber también el nuevo domicilio en Santander.


Ambos oficios fueron remitidos en la misma fecha que la carta enviada por Red Española a quienes ocupaban los nuevos cargos en E.A.R. y con ella dieron comienzo a un largo intercambio epistolar con la directiva interina cántabra a fin de conseguir la perseguida unión de la radioafición española. 


Entre el 16 de septiembre y el 2 de noviembre se entrecruzaron nueve cartas que quiso dar a conocer la junta entrante interina mediante la edición de un pequeño cuadernillo de doce hojas, con la finalidad de que sus socios pudieran decidir sobre la unión de las dos asociaciones.


Según una de estas misivas, parece ser que los nuevos dirigentes de EAR no tuvieron gran interés por las gestiones que se realizaron en Madrid el anterior mes de julio con la finalidad de pactar el acuerdo de fusión, ni tampoco por conocer el documento que había surgido entonces. 


«Más acaso ¿es que lo desconocieron por no comunicárselo ni habérselo entregado el presidente fundador de E.A.R. junto a otros testimonios documentales de la Asociación?»


«¿Por qué dicho documento, con las explicaciones que al mismo podían referirse, no ha sido comunicado a esa Junta interina por la Junta anterior al entregar a Vds. los poderes?


¿Por qué todas esas gestiones, de las que tuvo perfecto conocimiento el Sr. Moya, no fueron tampoco comunicadas a Vds.? y, en fin, ¿por qué esa silenciación tan absoluta en torno a la persona y de la actuación del Sr. Illera (EAR-15 y secretario de E.A.R.) cuya dimisión, si se presentó, no ha sido publicada de una manera oficial y cuya actuación en el asunto que nos ocupa quiere desconocerse oficialmente aunque su intervención tuvo lugar con carácter oficial y con conocimiento y autorización del entonces Presidente de la E.A.R. Sr. Moya?...»


La primera carta enviada por el secretario de Red Española, Ángel Uriarte, EAR-12, al presidente interino de la Asociación E.A.R., fechada el 16 de septiembre, llegó a manos de Javier de la Fuente, EAR-18, en la que pudo leer:


«Muy Sr. nuestro y estimado colega:


Cuando tuvimos conocimiento de la circular (carta) que esa Junta directiva interina comunicaba a los Asociados de E.A.R. su constitución, al mismo tiempo que solicitaba de ellos aportación y opiniones sobre determinados temas que nosotros tratamos en la última Asamblea celebrada por la Asociación E.A.R., y hemos procurado convertir en realidad desde la Dirección de la Asociación Red Española, sólo podía interesarnos a nosotros, en la circular citada, las primeras líneas de la misma en que se aludía a las gestiones que se realizaron los meses pasados para llegar a la unión de todos los radioaficionados españoles mediante la fusión de las dos Entidades: E.A.R. y R.E. Claro que su referencia de que las gestiones se realizaron por “algunos colegas de Madrid” difería algo de lo sucedido, por cuanto esos colegas estaban acompañados por D. José María Illera, Secretario de E.A.R. que figuraba como tal en la comisión de miembros de la Asociación E.A.R. presidiéndola, y contando por fin esa comisión con la debida autorización del entonces presidente de E.A.R. Sr. Moya, que conoció con todo detalle la marcha de dichas gestiones. 


Tenían pues, aquellas gestiones todo el carácter Oficial que nosotros reclamamos desde el primer momento, y que fue convenido darles, por acuerdo reciproco de ambas representaciones […].


Esperábamos nosotros que con la transmisión de poderes, esa Junta interina que Vd. preside, habría recibido relación detallada de todo lo tratado y acordado en aquellas reuniones, concretado en el acuerdo final que realizaba la fusión de ambas Entidades (E.A.R.-R.E.) y que iba a firmarse cuando surgió la dimisión del Sr. Moya paralizando la ejecución del acuerdo. […]


Pero como pasa el tiempo y no recibimos ninguna indicación de esa Junta Directiva interina […], nosotros, en cumplimiento del deber que nos impone el cargo que ostentamos y sabedores también de esos deseos de los radioaficionados españoles, nos dirigimos noblemente a Vdes. preguntándoles si no estiman también necesario atender esas aspiraciones en la medida que nos obliga la responsabilidad de los cargos […] Por tanto, Red Española, […] se dirige a Vd. como Presidente interino de la Asociación E.A.R. para preguntarle: si acepta la realización del acuerdo a que se llegó el pasado mes de Julio por las comisiones que representaban a ambas Asociaciones o caso contrario, nos indique su opinión sobre el particular.»


Cuando se recibía esta carta de la dirección de R.E. en Santander, el martes 20 de septiembre, Miguel Moya presentó personalmente los escritos que había preparado en las citadas direcciones generales con la composición de la nueva junta interina de E.A.R.


En el acuse de recibo de la Dirección general de Seguridad se indica:


«Con esta fecha D. Miguel Moya hace entrega en este Registro, de una comunicación dando cuenta de nombramiento de directiva de la Asociación E.A.R.»


 Mientras que en el documento emitido por la Dirección general de Comunicaciones.- Registro general de Telégrafos, se escribió:


«Se ha recibido una instancia de D. Miguel Moya, Presidente dimisionario de la EAR dando cuenta nombramientos interinos Junta Directiva.


Madrid, 20 de Septiembre de 1932.- El Jefe del Registro.- José E. Plaza (rubricado).»


Estudiada con detenimiento en Santander la carta de Red Española firmada por su secretario Ángel Uriarte, EAR-12, la respuesta llegó el jueves 22 de septiembre por parte de Javier de la Fuente como presidente interino de E.A.R., y Luis Derqui, EAR-66, secretario de la misma, remitiendo al presidente de R.E. un nuevo escrito, notificándole que este mismo criterio sustentaban los demás compañeros del «gang» santanderino. 


Además, los cántabros añadieron en su carta:


«Desconociendo esta Directiva interina de manera oficial el proceso […] para llegar a la proyectada fusión, no puede hacerse solidaria ni aceptar dichas gestiones.


Lo que se puede admitir es que la Junta Directiva inicie y tramite unas gestiones previas preliminares para llegar a unas bases, que serían las que se someterían a la aprobación de Junta General, única, […] Por otra parte nos parece poco apropiado en este caso hablar de fusión porque siendo R.E. un organismo formado por socios disidentes de nuestra Asociación E.A.R., es lo más natural que al desaparecer las causas que motivaron la escisión vuelvan los socios disidentes otra vez al seno de la Sociedad que abandonaron […] haciendo honor a su palabra publicada en la Revista del mes de julio de 1930 en la cual daban de vida a su entidad el plazo que tardaran en desaparecer las causas que motivaron su escisión.


Los aficionados santanderinos razonaron igualmente que la asociación E.A.R. «[…] tiene un prestigio internacional al cual Vds. mismos contribuyeron y no hay por qué perderlo hablando de cambio de nombre de la Asociación.»


Tanto Javier de la Fuente, como Derqui quisieron dar a los directivos de R.E. todas las garantías con el siguiente comentario:


«Si los socios disidentes volvieran a la E.A.R. lo harían con toda dignidad, con el mismo prestigio y calidad que tenían cuando se fueron, conservando asimismo el carácter de fundadores o de número que tuvieron al abandonar la E.A.R., dando con esto la mayor y más convincente prueba de nuestra buena fe y lealtad con olvido total de todo lo que se dijo y escribió anteriormente contra nuestra Asociación y sus entonces Directores.»


Tratando los montañeses de ensalzar la figura del presidente y fundador de E.A.R., causante de los motivos que llevaron a la escisión de la radioafición española, escribieron:


«Aparte diferencias de apreciación sobre su gestión, que no es ni mucho menos ocasión de juzgar tratándose de entrar en un periodo de concordia, es un hecho innegable que Don Miguel Moya ha sido promotor de la afición en España y quien colocó a los aficionados españoles al nivel de los más adelantados extranjeros, constituyendo la Sección Española de la I.A.R.U.


Consideramos por todo esto un deber de reconocimiento y nos complace pensar que por su parte no ha de desagradarles el que se nombre a Don Miguel Moya, Presidente honorario de la Asociación E.A.R.»


El presidente interino y secretario pusieron en su carta tres condiciones:


«En nuestro deseo de cooperar a este fin dentro de las atribuciones como Directivos interinos, sin poner obstáculos al logro de este ideal de perfecta unión entre todos los aficionados españoles, proponemos, para que no existan vencedores ni vencidos sino plena concordia entre todos, las siguientes bases:


PRIMERA. Ingreso en la Asociación E.A.R. […] de todos los actuales socios de R.E.

SEGUNDA. Nombramiento de Presidente honorario de la Asociación E.A.R. a Don Miguel Moya.

TERCERA. Ningún socio que haya sido o sea miembro de las Directivas de E.A.R. o R.E. podrá volver a serlo hasta que transcurra el plazo mínimo de dos años.»


El 11 de noviembre de 1932, el diario La Libertad publicó una nota sobre la asociación EAR que  informaba sobre la constitución del nuevo Comité ejecutivo, de reciente elección, que quedaba conformado por: Francisco Javier de la Fuente Quintana, EAR-18 como presidente; Francisco Puerta, EAR-39 como vicepresidente, y Luis Derqui, EAR-66, cómo secretario. El comité reside en Santander y recibe su correspondencia en el apartado de Telégrafos.


El día 20 del mismo mes y año, se aprobó, mediante plebiscito, la unión con Red Española y en Junta General ordinaria, celebrada en Madrid, el 12 de enero de 1933, se ultimaron los detalles, discutiéndose y aprobándose el Reglamento de la nueva asociación resultante con la denominación de Unión de Radioemisores Españoles


Sólo quedaba la liquidación y baja de la asociación EAR, lo cual se tramitó en febrero de 1933, tal como quedó reflejado en el acta que levantó Luis Derqui el día 15, y firmó como último secretario de  EAR, con el  visto bueno del presidente, Javier de la Fuente.


En otro orden de cosas, en 1932 el Real Club Marítimo de Santander sufrió un incendio intencionado y de su reconstrucción, culminada en 1935, surgió su actual sede en la dársena de Molnedo (Puerto Chico).


Después del incendio intencionado que destruyó el primer Real Club Marítimo en el año 1932, se da paso a la creación del que ha llegado hasta nuestros días. A partir de enero de 1934 asume la presidencia del Club Juan José Quijano de la Colina que hace suya la tarea de construir un nuevo edificio para el Club. Se formó una comisión para estudiar el proyecto de la nueva sede social sobre la base de aquella que en 1912 había desarrollado el ingeniero Alberto Corral para el Club de Regatas, ahora ya en colaboración con el arquitecto Gonzalo Bringas y el ingeniero de la Junta del Puerto Luis Derqui López-Cuervo. El proyecto se presupuestó en 460.481pesetas. Era un edificio de cemento, sobre pilotaje de hormigón, exento y unido a tierra por una pasarela, con dos plantas completas, y que habría de emplazarse frente al tinglado metálico de la Junta, que entonces existía cerrando la perspectiva de la dársena desde el centro de la ciudad. La construcción se financió con la emisión de obligaciones con un interés de un 6%, amortizables en 50 años y con la garantía hipotecaria del propio edificio del Club. La gente se volcó. El Banco Mercantil suscribió 20.000 y el de Santander 10.000. El ingeniero Director de la Junta Gabriel Huidobro, el Delegado Marítimo-Comandante de Marina, Juan Antonio Villegas y el Capitán del Puerto Ricardo Arando dieron todo el género de facilidades. El 7 de enero de 1934 se aprobaba el proyecto. El 25 de agosto se otorgaba la nueva concesión en precario y el 10 de septiembre se le notificaba de ello al Club. Al año siguiente se hincaba el primer pilote. A mediados de Julio de 1938 se efectuó la inauguración oficial y bendición del edificio.



Volviendo al tema de la Radioafición, el primer presidente de la Unión de Radioemisores Españoles fue Ángel Uriarte, EAR-12 y como Consejero Regional de Castilla-León-Noroeste fue elegido, Javier de la Fuente, EAR-18.


En 1934, con el cambio de nomenclatura de los indicativo de quinta categoría, Derqui pasó a ser titular del EA1AH.


Luis Derqui fue secretario de la Agrupación Montañesa EAR o Agrupación Montañesa de Radioemisores de Santander, la cual quedó encuadrada en la Federación de Agrupaciones de Radio que se originó en mayo de 1935 y presidió Miguel Moya, EAR-1 (Presidente honorario de la Agrupación Montañesa EAR). La Agrupación Montañesa EAR fue presidida por Javier de la Fuente, EA1AB y Daniel Estefanía Román, EA1CB,  fue Vocal de la misma. 



Miguel Moya Gastón Iriarte, EA4AA (ex-EAR-1)





En 1935 tuvo lugar un hecho que significó el definitivo impulso a la vela ligera: la introducción del snipe o laguneja, tal y como fue bautizada por los socios del Club (el término inglés hace referencia al ave que en Santander se conoce como laguneja, becada o sorda).


La llegada del monotipo norteamericano de poco más de cuatro metros de eslora, contribuyó de forma decisiva a la popularización del deporte de la vela, que anteriormente estaba ligado a los grandes balandros. Tan sólo dos años después de su aparición en 1932, estos pequeños barcos comenzaron a construirse en Bilbao, y en 1935 el Marítimo de Santander adquirió cuatro snipes con los que los socios más jóvenes comenzaron a regatear.


Una de las QSLs que se conservan de Luis Derqui como EA1AH es la que envió a Alfredo Guitó, EA3DP,  para confirmar su QSO del 1 de abril de 1936 a las 21h 20’ en radiotelegrafía. 


El diseño de la misma reproduce, en su anverso, un dibujo de la Nao Victoria, barco de Fernando de Magallanes. Su nombre está ligado la mayor aventura de la historia de la navegación: la primera vuelta al mundo en el Siglo XVI (1519-1522). El 8 de septiembre de 1522 dieciocho hombres, bajo el mando de Juan Sebastián Elcano y a bordo de la Nao Victoria culminaron el mayor hito de la historia de la navegación. Tras más de tres años de sufrimientos, estos hombres fueron los primeros en cruzar los grandes océanos y dar a conocer el tamaño real de la tierra.


Colección EA5BM, Juanlu



La expedición que partió estaba formada por 5 barcos y 243 tripulantes que bajo el mando de Fernando de Magallanes, salieron de Sevilla el 10 de agosto de 1519. La conocida como Armada de Especería, fue financiada por la corona española con el objetivo de abrir una ruta que, navegando hacia el oeste, consiguiera alcanzar las islas de las especias: las Molucas (en la actual Indonesia). Durante tres años, la expedición cruzó tres océanos, llegó a Brasil, Uruguay y Argentina para finalmente sortear el estrecho de Magallanes. Atravesó el gran océano Pacífico, descubriendo islas y archipiélagos, llegando finalmente a las Filipinas y las Molucas. Desde Indonesia, la Nao Victoria, el único barco superviviente de la expedición, comenzó su viaje de regreso comandada por Juan Sebastián Elcano. Surcando el Océano Índico, cruzó el cabo de Buena Esperanza, y bordeó el continente africano, navegando hacia a España. Finalmente el 8 de septiembre de 1522, con tan solo dieciocho hombres, llegó a Sevilla, logrando la hazaña más grande de todos los tiempos en la historia de la navegación, la Primera Vuelta al Mundo.


Además del precioso dibujo de la Nao Victoria, la tarjeta contiene los datos del QSO y las características técnicas de la estación de Derqui, cuyo transmisor, controlado por cristal, emitía en la frecuencia de 7.156 khz. El receptor era un Schnell de tres válvulas, una de alta frecuencia, una detectora y otra de baja frecuencia. Escrito a mano por EA1AH, indica que el tráfico de QSL se haga vía FAR, box 643 de Madrid. En el reverso de la tarjeta podemos ver dos sellos, uno es de la Agrupación catalana de Radioemisores, con sede en el Hotel Oriente H.U.S.A. de Barcelona, y el otro de la Agrupación Montañesa de Radioemisores, con sede en la calle Santo Mauro, 14 de Santander. Derqui escribe un mensaje para EA3DP en el que le agradece el QSO, del que dice ser el primero realizado con su nuevo transmisor y que espera repartirlo de nuevo pero en fonía en lugar de grafía, como había sido este.


Colección EA5BM, Juanlu


Y así llegó el golpe de Estado de julio de 1936, que dio comienzo a la Guerra Civil, quedando caducadas las licencias de quinta categoría. El Centro provincial de Santander de Telecomunicación de la Subsecretaría de Comunicaciones emite, con fecha 20 de julio de 1936, una orden del Delegado Jefe del Centro a Ingeniero de Telecomunicación e Interventor Radio, en la que instruye:


 «Procedan a la clausura de todas las emisoras de 5ª categoría existentes en este centro hasta nueva orden, incautándose de los elementos que consideren precisos para evitar el   funcionamiento de las mismas.»




La estación de Luis Derqui debió ser clausurada conforme a esta orden, al igual que se hizo con las demás de la provincia de Santander, siendo un caso curioso lo acontecido con Daniel Estefanía, EA1CB, que a pesar de haber sido objeto de la visita de los técnicos de Telégrafos al objeto de inutilizar su emisora, fue detenido y su emisora incautada por las fuerzas de asalto, días después, bajo la falsa acusación de tener una emisora clandestina en su domicilio con la que escuchaba los mensajes de los sublevados, lo cual pudo rebatir oportunamente sin mayores consecuencias, puesto que estaba acreditado que disponía de una estación de quinta categoría, legalmente autorizada, y que había sido ya objeto de clausura días antes.


Terminada la Guerra Civil, hubo un intento por recuperar la normalidad y proceder a restituir las licencias de quinta categoría, pero el inicio de la Segunda Guerra Mundial dio al traste con el deseo de tantos radioaficionados españoles que así lo querían, teniendo que esperar hasta 1949. Aún cuando hubo cierta actividad clandestina de muchos aficionados que, a pesar de la prohibición, pusieron en el aire sus señales de radio.


Tras el trágico paréntesis de la guerra civil, la actividad deportiva náutica no se recuperó hasta 1941. Ese año el Real Club Marítimo de Santander organizó también regatas de traineras y travesías a nado de la bahía. En 1943 se celebró el primer campeonato del Cantábrico, con participación de traineras vascas y en 1944 el Marítimo obtuvo el Premio Virgen del Carmen como mejor club náutico de España. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, se recuperó también la tradición de las regata de altura y los aficionados ingleses reeditaron por tres veces (1948, 1950 y 1952) la Plymouth-Santander. Entre los años cuarenta y cincuenta se produce la definitiva consolidación de la vela ligera. A ello contribuye la popularización de los monotipos como el snipe; barcos de fácil maniobrabilidad y características similares que permiten a todos los competidores regatear en igualdad de condiciones.


Transcurría 1946 cuando el deseo de los radioaficionados de agruparse se iba haciendo patente en distintos puntos de nuestra geografía. En Santander, concretamente, un entusiasta radioescucha que había regresado de Centroamérica después de varios años de ausencia, en los que no dejó de sintonizar las emisoras españolas, empezó a moverse para tratar de formar una asociación de interesados en la radio. Era Luis Díez Alonso, EA1ETS, quien, ilusionado se dirigió a Luis Derqui, EA1AH (E-013, EAR-66), exponiéndole su idea y este le dijo que hablase con Javier de la Fuente, EA1AB (EAR-18), para ver qué le parecía y si creía oportuno iniciar una asociación o algo similar. 


Finalmente crearon el Radio Club Español con la pretensión de entablar contactos con el extranjero. Trataban de conseguir apoyos para levantar la prohibición de la Radioafición. Llegaron a ser más de cuarenta socios a los que les enviaban un boletín mensual y los domingos por la tarde se reunían, unos treinta o cuarenta, en alguno de los salones de la Lechería Suiza que estaba en la calle Martillo núm. 4. El Club estaba constituido tanto por escuchas, como por  emisores, algunos de los cuales salían a las dos o las tres de la mañana cuando finalizaba la emisión de Radio Nacional, en el convencimiento de que a esas horas nadie les descubriría. Finalmente el RCE se extinguió a los cuatro años de su nacimiento.





En 1948 tenemos noticias de Luis Derqui referidas a presentación de candidato para concejal en proceso electoral de Santander, no siendo elegido.


La legalización de la Radioafición se produjo en abril de 1949 con la constitución de una nueva asociación, la Unión de Radioaficionados Españoles. Luis Derqui no solicitó la renovación de su viejo indicativo, EA1AH, pues falleció pocas semanas después. La revista norteamericana de la A.R.R.L., QST, informaba de su fallecimiento en el número de junio de 1949, dentro de una lista de colegas que habían perdido recientemente la vida (Silent keys). Luis Derqui López-Cuervo contaba entonces 65 años de edad.





El Real Club Marítimo de Santander acordó, para honrar su memoria, crear la Copa Luis Derqui como premio de una de las competiciones náuticas que organizaba y que se mantendría hasta, al menos, 2009.


La llegada en los años cincuenta de los primeros modelos de la clase star dio lugar al relevo de los monotipos de vela ligera y en 1955 tuvo lugar un acontecimiento clave en la historia del Real Club Marítimo de Santander pues organizó el campeonato del mundo de snipes en el que participaron 17 países. El campeonato dio un nuevo impulso al mundo de la vela en Cantabria.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario